lunes, 11 de julio de 2016

Hacer memoria, renovar la fe y despertar el amor

Hacer memoria, renovar la fe y despertar el amor

Celebración eucarística con los Servidores del Papa

1° Aniversario de la visita del Papa Francisco al Paraguay

Queridos jóvenes,
queridos servidores del Papa,
queridos amigos y amigas:

            Nos reunimos a la sombra del santuario mariano de Tupãrenda para recordar y revivir los intensos y emocionantes días de la visita del Papa Francisco a nuestro país.

Hacer memoria

            A un año de esos días tan bendecidos para nuestro pueblo y nuestra Iglesia, vuelven a nuestras mentes y a nuestros corazones tantos momentos y vivencias. ¡Tantos recuerdos! Tal vez, uno recuerda la primera vez que vio al Papa en su raudo paso por nuestras calles. Otro recordará estar de pie haciendo parte del “cordón humano” que debía contener a las personas que querían ver al Papa. Algún otro recordará su servicio en el campo de Ñu Guasu que se convirtió en un templo abierto; un templo con techo de nubes, retablo de maíz y coco, y piso de barro. ¡Cómo no recordar el encuentro del Papa y los jóvenes en la Costanera de Asunción!

            ¡Cuántas emociones! ¡Cuánto trabajo! ¡Cuánta solidaridad, fe y alegría! ¡Cuántas experiencias hemos vivido en esos días!

           Tal vez, nos haría bien cerrar un momento los ojos y recordar alguna vivencia, alguna experiencia o momento de la visita papal. Alguna palabra,  imagen o momento significativo para mí. Un momento en el que Jesús tocó mi corazón a través del Papa Francisco.

            …

            Sí, recordar es vivir. Pero lo es, en la medida en que vuelvo a pasar por mi corazón los momentos donde Dios salió al encuentro de mi vida; los momentos donde Dios tocó mi vida. Así el recuerdo de esos momentos se transforma en “memoria de mi fe”.

            Al Papa Francisco le gusta decir que “el creyente es fundamentalmente «memorioso».[1] Y lo es porque “la fe contiene precisamente la memoria de la historia de Dios con nosotros, la memoria del encuentro con Dios”.[2] Se trata de la memoria de nuestra historia de amor con Dios. No olvidemos los momentos en que Dios ha tocado nuestras vidas. Sigamos el ejemplo de los apóstoles que “jamás olvidaron el momento en que Jesús les tocó el corazón”[3] cuando los llamó para que le siguieran.

            ¿Dónde y cómo me tocó Jesús durante la visita del Papa Francisco? La memoria del amor de Jesús en nuestras vidas –el recordar su amor, sus gestos de amor para con cada uno- renueva  nuestra fe y despierta nuestro amor y compromiso.

Renovar la fe

            Por eso hoy, al recordar todo lo que hemos vivido durante la visita del Papa Francisco al Paraguay, queremos renovar nuestra fe en Cristo Jesús y despertar nuestro amor.

            Renovar la fe y despertar el amor. Renovar la fe significa creer que Jesús sigue saliendo a nuestro encuentro hoy. Sigue tocando nuestra vida hoy. Sigue llamándonos a vivir con Él hoy. Sigue enviándonos al encuentro de los demás hoy. Como escuchamos en la primera lectura, tomada del libro del Profeta Isaías (Is 6, 1-8), el Señor sigue buscando servidores a quienes enviar hoy: «Yo oí la voz del Señor que decía: “¿A quién enviaré y quién irá por nosotros?”. Yo respondí: “¡Aquí estoy: envíame!”» (Is 6,8).

            Ante cada situación de necesidad con la cual nos encontramos en el día a día resuena la pregunta del Señor: «¿A quién enviaré?». Ante los ancianos y enfermos: «¿A quién enviaré?». Ante los niños en las calles y los jóvenes sin esperanza: «¿A quién enviaré?». Ante los indígenas abandonados y los campesinos olvidados: «¿A quién enviaré?». Ante los encarcelados, los drogadictos y los que se sienten solos: «¿A quién enviaré?». Ante un país que necesita educación y lucha contra la corrupción: «¿A quién enviaré?». Ante una sociedad que necesita de jóvenes que descubran la alegría del amor en el matrimonio y la belleza de la paternidad y la maternidad como vocación de vida: «¿A quién enviaré?». Ante una Iglesia que espera la consagración auténtica y generosa de muchos jóvenes: «¿A quién enviaré?».

            Si sabemos escuchar la voz de Dios que nos habla en el día a día, y si aprendemos a observar la realidad a la luz de la fe, responderemos con generosidad y alegría: «¡Aquí estoy: envíame!».

            En el Encuentro con representantes de la sociedad civil, en el estadio León Condou, el Papa Francisco nos decía con fuerza que “la juventud es tiempo de grandes ideales”. Y animaba a cada joven “a jugársela por algo, a jugársela por alguien”, porque “esa es la vocación de la juventud”. Y todavía insistía: “No tengan miedo de dejarlo todo en la cancha. […] No tengan miedo de entregar lo mejor de sí”. “Si decís una palabra, comprométete con esa palabra”.[4]

Despertar el amor

            Pero para despertar nuestro compromiso, para despertar nuestro amor, debemos recurrir a Jesús. Él es quien nos llama, nos envía y nos acompaña. Lo decía el Papa: “No lo hagan solos. […] Encuentren también consuelo en la fuerza de la oración, en Jesús. En su presencia cotidiana y constante. Él no defrauda”.[5]

            Y en el mismo evangelio que hemos escuchado hoy (Mt 10, 24-33), tres veces Jesús dice a sus discípulos –y por eso a nosotros-: «no teman» (Mt 10, 26. 28. 31). Es como si Él nos dijese hoy: “No teman, porque ustedes son valiosos a los ojos de mi Padre y a mis ojos” (cf. Mt 10, 29-31). “No teman reconocer mi presencia en la vida cotidiana entre los hombres” (cf. Mt 10, 32-33).

           
        Sí, lo característico de un servidor del Papa, de un servidor de Jesús, no es el temor, sino la confianza en Dios, la generosidad en la entrega y la alegría en el servicio.

            Y todo ello es posible porque Jesús nos ha llamado y lo sigue haciendo. Todo ello es posible porque en el servicio a los demás Jesús nos regala un corazón nuevo, un corazón joven, un corazón libre.

            Hoy, al hacer memoria de lo vivido con el Papa Francisco, al renovar nuestra fe en Jesús y al despertar nuestro amor, queremos volver a pedirle al Señor el regalo de un corazón libre.

            Recemos como lo hicimos con el Papa Francisco en la Costanera de Asunción:

            “Señor Jesús, dame un corazón libre.
            Que no sea esclavo de todas las trampas del mundo.
            Que no sea esclavo de la comodidad, del engaño.
            Que no sea esclavo de la buena vida.
            Que no sea esclavo de los vicios.
            Que no sea esclavo de una falsa libertad.”[6]

            Señor Jesús, dame un corazón libre.
Un corazón de servidor.
Un corazón que ante cada situación de la vida te responda:
«¡Aquí estoy: envíame!».

Amén.

P. Oscar Iván Saldivar, I.Sch.
Tupãrenda, 9 de julio de 2016




[1] PAPA FRANCISCO, Exhortación apostólica Evangelii Gaudium 13.
[2] PAPA FRANCISCO, Memoria de Dios, Homilía durante la Misa para la jornada de los Catequistas, Roma, 29 de septiembre de 2013. [en línea]. [fecha de consulta: 9 de julio de 2016]. Disponible en:
[3] PAPA FRANCISCO, Exhortación apostólica Evangelii Gaudium 13.
[4] PAPA FRANCISCO, Encuentro con representantes de la sociedad civil, Asunción, 11 de julio de 2015. [en línea]. [fecha de consulta: 9 de julio de 2016]. Disponible en: <http://w2.vatican.va/content/francesco/es/speeches/2015/july/documents/papa-francesco_20150711_paraguay-societa-civile.html>
[5] Ibídem
[6] PAPA FRANCISCO, Encuentro con los jóvenes, Costanera de Asunción, Paraguay, 12 de julio de 2015. [en línea]. [fecha de consulta: 9 de julio de 2016]. Disponible en:

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